amigos por la red

Ya que sigo inspirada, voy a seguir escribiendo un poco. ¡Qué pesada soy! jajajaja.
Enganchándome un poco a la entrada que publiqué hace un rato, quería hacer una pequeña reflexión del fenómeno de las redes sociales, y de una persona muy importante para mí, a la cual he conocido este año, pero que sin su apoyo y su amistad, mi vida no tendría tanta luz como tiene en este momento.
En los últimos años, Facebook y Tuenti, estaban en auge, y no había persona en el mundo que no usara alguna de estas dos redes sociales. Un día leyendo, vi otra red social, Twitter. No tenía ni idea de lo que era, pero me cree la cuenta porque vi que podías seguir y escribir a tus ídolos. No me considero una persona especialmente mitómana, pero si que hay gente a la que admiro. No dudé por ejemplo en escribir entre ellos a Pedro Garcia Aguado, ex waterpolista olímpico y ahora conocido por su extraordinaria labor de ayudar a jóvenes para que no pasen por lo mismo que pasó el, porque si le admiraba como deportista, ahora admiro mucho más como ha convertido su afán por ayudar a los demás en su trabajo.
Al principio, no tenía ni idea de como iba Twitter, y lo dejé de lado hasta que volví a usarlo de nuevo un año más tarde. A partir de ahí, vi como además de mis amigos de siempre, me empezaba a seguir gente a la que no conocía de nada, pero que hablando con ellos empezaba a conocer y a crear un vínculo con ellos. Meses después, mi número de seguidores iba creciendo, todo gente anónima que compartía hobbies conmigo: o bien fútbol, o música, etc.
Hasta que un día por comentar un tweet que uno de mis seguidores le enviaba a una chica, empecé a hablar con esa chica. Se llamaba Esther, y seguí hablando con ella porque empecé a ver que esta chica era muy parecida a mí, solo que en fútbol ella era seguidora de otro club: el Getafe.
Así, día a día comenzamos a hablar sobre el día a día, sobre nuestras preocupaciones, objetivos en la vida, hasta empezar a fraguar lo que hoy tenemos: una maravillosa amistad.
Un día, al poco de hablar, decidimos quedar para conocernos. Yo al principio tenía mis dudas, porque eso de quedar con alguien a quien no había visto en mi vida, me daba que pensar, pero esas dudas se disiparon en el momento en el que nos vimos en el centro comercial. Las horas se nos hicieron minutos, y no paramos de hablar y de reirnos, al igual que en nuestras conversaciones virtuales.
Desde entonces, Esther es como una hermana para mí, porque aparte de apreciarla, la admiro como persona, puesto que no conozco a nadie con un corazón tan grande como el de ella, y porque a pesar de lo mal que lo ha pasado en la vida, siempre tiene una sonrisa y una buena palabra para decir.
Nos vemos cuando podemos, y hablamos casi a diario para contarnos todo lo que nos pasa y teniendo esas conversaciones en las que intentamos cambiar el mundo.
Ella ha traido a mi vida muchas cosas buenas, es un gran apoyo para mí, me ha presentado a su gente, y se que estará a mi lado por mucho mucho tiempo.
Me imagino que los que lo hayáis leido, habréis adivinado que esta entrada va dirigida a la co-autora de este blog: Esther, la Super Capi. De hecho, lo he publicado en este color en homenaje a ella, ya que es su color favorito, además del color de su Getafe del alma.
Jamás pensé que a través del ordenador podría forjar una amistad tan sólida como la que he formado con Esther, alguien que hasta hace unos meses era una completa desconocida para mí y hoy en día es mi hermanita pequeña.
Bueno gente, que como moraleja detrás del homenaje que he querido rendirle a mi gran amiga es que: las buenas personas siempre aparecen en el momento más inesperado y en los sitios menos pensados.
Nos vamos leyendo y mil gracias de nuevo por leernos.
Vir Gavilán Cardoso-Mendes