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martes, 22 de enero de 2013

Sombras


Me acordé de aquella frase de Alejandro Dolina que leí hace unos meses y decía: “Somos simples sombras que nacen y mueren porque sí". ¿Así somos nosotros? Quizás para las personas que un día somos luz, mañana seremos sombra.

La sombra es como ser el recuerdo de alguien. Como cuando vas por la calle y ves a ese chico reír con la música y te viene a la cabeza la imagen de ese amigo que hace años no ves. Como cuando duermes y sueñas con esa persona especial. Despiertas oliendo a él. Deseas que esté a tu lado. Sin embargo, cuando tus ojos se abren, ni rastro. Su imagen ha quedado atrapada en la sombra del sueño.



Las sombras son recuerdos. Esas pequeñas figuras oscuras que deja nuestra estela. Somos una parte de la huella que dejamos en los demás. Así como ellos son una parte de la huella que dejan en nosotros.

Nunca he tenido miedo de ser sombra. Siempre me ha hecho sentir orgullosa la idea de que alguien, al recordarme, sonriera o rememorara un instante vivido junto a mí. Hoy soy yo quien convive con miles de sombras en la cabeza, retales de mi vida. Fotos a contraluz...

Ojala mi sombra se cuele por la ventana de quienes me conocieron en aquellos momentos en que fui luz. Cuando fui faro y les alumbré para que llegaran a mi orilla. Cuando fui fuego y calenté su alma...

Las sombras tienen su parte buena y es que siempre quedan. Y con ellas el recuerdo de lo vivido. Una cuerda invisible que rodea a todos los que forman parte de nuestro universo.

Bueno, malo, qué más da. Todo ayuda a crecer. Tanto lágrimas como sonrisas nos hacen alcanzar la madurez. En definitiva, es la suma de nuestras experiencias la que necesitamos en esos días de sombras.

^Esther^


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